Boris Chetkov
/1926–2010/
Boris Chetkov fue un pintor y artista del vidrio ruso, conocido por sus obras vibrantes y emocionalmente intensas que combinan el expresionismo abstracto y figurativo. Nacido en una familia kulak en la región de Sverdlovsk, su vida temprana estuvo marcada por la adversidad: su familia fue exiliada durante la colectivización estalinista y, a los 16 años, fue encarcelado en un gulag acusado de “vandalismo”. Posteriormente fue reclutado en un batallón penal y luchó en la Segunda Guerra Mundial, experiencias que forjaron su espíritu independiente y resiliente como artista.
Aunque comenzó su formación artística formal relativamente tarde, estudió con figuras destacadas y desarrolló un estilo único basado en la experimentación y el uso audaz del color. A finales de los años 60, fue nombrado artista principal de una fábrica de vidrio en Malaya Vishera, donde experimentó con técnicas innovadoras. Este trabajo influyó profundamente en su pintura, otorgándole una luminosidad distintiva y una profundidad visual similar al vidrio. Aunque su arte en vidrio fue exhibido internacionalmente, siempre fue presentado bajo el nombre de la Unión Soviética, sin atribución personal.
Las pinturas de Chetkov, a menudo abstractas y cargadas de emoción, desafiaban las normas del arte soviético oficial. Trabajó en gran medida en soledad, con lienzos que parecían irradiar luz desde su interior. Con la llegada de la glasnost y la caída de la URSS, su creatividad floreció. En los años 90 expuso internacionalmente y conoció a Ernst Fuchs en Viena, quien lo animó a vincular su obra con el Realismo Fantástico. Más tarde, el coleccionista estadounidense Kenneth Pushkin reconoció su talento excepcional y se dedicó a preservar su legado artístico. Hoy, Chetkov es recordado como una voz poderosa y original en el arte ruso de la posguerra.